«Continuará…»: La resistencia del fílmico
Este documental escrito por Fermín Rivera y dirigido junto a su protagonista Emiliano Penelas pone en foco la importancia del fílmico, algo que va más allá del fetiche o la nostalgia.
El paso del tiempo es implacable para todos y todo. El celuloide es algo que parece estar quedando cada vez más atrás al lado de lo digital que también representa lo inmediato y lo efímero. Por qué es tan importante revalorizar este formato es lo que se intenta transmitir con este documental. En resumen, porque lo digital no es eterno y el fílmico, con una conservación adecuada, está hecho para durar.
El hilo conductor es Emiliano Penelas pero lo autorreferencial no invade ni se queda con el protagonismo del documental y se le cede espacio a diferentes voces sobre la preservación, restauración y conservación, incluso el uso experimental que algunos artistas le han dado. La película dialoga con La vida a oscuras, documental que ponía el ojo en Fernando Martín Peña, quizás el defensor y activista más conocido de nuestro país y que por supuesto aparece acá también, pero también en un uso experimental y artístico del material, como los artistas Andrés Denegri y Paula Pellejero, lo cual lleva a rememorar también El pensamiento analógico, de Paulo Pécora, donde Pellejero aparece y se retrataba diferentes tipos de uso artísticos (el documental se pudo ver en el Festival de Cine de Mar del Plata y se proyecta el próximo martes en la Sala Lugones como parte del festival DOCBuenosAires).
Entre obsesivos que no toleran la imagen de una película en digital en contraposición con el ritual y la textura del fílmico y expertos como especialistas en conservación del otro lado del mundo, como la gente de BD Cine en París o la que trabaja para el Eye Filmmuseum, Museo del Cine de Amsterdam, ese lugar que parece soñado, donde cientos de personas trabajan en ambientes amplios y equipados. Un mapa de voces que es necesario escuchar para entender de dónde venimos y sobre todo a dónde vamos con el cine.
Una declaración de amor al celuloide y un grano de arena para que continúe siempre con nosotros. Ameno, a veces didáctico pero siempre desde un lugar accesible incluso para quienes no están en tema. Una historia que todavía sigue escribiéndose, por un lado, porque parece que en estas épocas la gente apela o necesita cada vez más a la nostalgia (el regreso de los vinilos se pone como ejemplo pero también la fiebre por ver una película como Oppenheimer en funciones exclusivas en fílmico) y por el otro, gracias a estas personas que no piensan quedarse sin tinta para hacerlo.