«The bikeriders»(El club de los vándalos): el mundo desde 2 ruedas
By Rodrigo Chavero 1 mes agoMomento del regreso a la pantalla grande de Jeff Nichols, director reconocido por la realización de dramas conmovedores y personajes atribulados, quien nos trae su último opus con «The Bikeriders», un recorte especial del mundo de los motociclistas de los años 60′. Basada en el libro periodístico de Danny Lyon, la película nos presenta una historia de fraternidad motoquera, traición y violencia, vista a través de los ojos de la pareja de un joven de la banda…
Nichols viene de un derrotero exitoso en términos de calidad. Si no conocen a este director, les recomiendo “Take Shelter” (2011) , “Mud” (2012), y en particular “Loving» (2016), tremendo dramón. Su estilo es intenso, explora la naturaleza humana con esmero y crudeza. En esta oportunidad, el cineasta se inspira en la historia de formación de un club de motociclistas de Chicago que hizo historia, no por las razones correctas.
En “The Bikeriders”, para empezar tenemos un repartazo a priori: Austin Butler, Jodie Comer, Tom Hardy y Michael Shannon en el line-up. Qué tal? Para los que no vieron el trailer, esta es la historia de «The Vandals», de cómo ese grupo de amantes de las motocicletas se fueron armando y cómo llegaron a transformarse en un organismo mafioso, brazo en dos ruedas de una organización que se volvió oscura con el correr del tiempo.
Kathy (Jodie Comer), veinteañera esposa de Benny (Austin Butler), uno de los Vandals, es quien funciona como la conexión con el espectador. Entre ella y el periodista que narra la historia (si, Danny está aquí, jugado por Mike Faist) relatarán lo que sucede en el día a día de la banda, su origen, sus ambiciones e ideario. Parece mentira como forjan su origen, pero… así fue (está inspirado en un relato real). Su código de honor y el espíritu machista y opulento de un grupo de hombres que ven como su fuerza deja de ser una alianza amistosa para tornarse en una organización con poder.
El fundador del grupo es Johnny (Tom Hardy), y como habitualmente, está muy bien en el rol. Se lo admira, pero también se le teme. Intimida físicamente aunque controla también con sigilo a su grupo. Es el centro de gravedad de la trama. Benny es fiel al grupo e intenta serlo con Kathy, pero con el correr de los años y eventos, tendrá que tomar decisiones importantes porque los «Vandals» tienen una cultura propia que rige su mundo. Él ama a esa chica, pero son mundos distintos y en algún momento deberán encontrar una salida a su historia.
Desde lo cinematográfico, es un film con poco relieve, quizás porque el desarrollo sea extenso y con demasiada explicación que media sobre la vida del grupo. Es una técnica válida pero aquí no luce sino que agrega demasiada información, en cierta manera. El interés se acentúa en virtud de las acciones vandálicas, lo cual es esperable y no sorprende. La OST elegida entre los 60′ y 70′ es aceptable, la fotografía fue de lo que más me gustó de la peli y las actuaciones son definitivamente desparejas. Bien Hardy y Comer, Shannon desperdiciado y Butler… ¿dónde quedó «Elvis», campeón?. Además, debe decirse que hay licencias que se toma la cinta que son discutibles (los inviernos, muchachos, en Chicago, son más que fríos, cosa que nunca se percibe en sus rutas!) pero todo se cubre con una ajustada capa de violencia bien dosificada que altera un poco los nervios de la audiencia.
A decir verdad, es una peli de la que esperaba más. No es que no haya segmentos crudos y gráficos, pero siento que la historia se centra en lo cotidiano (por así decirlo) más que en momentos de corte y resignificación. Hay escenas fuertes, las hay, aunque creo que no alcanzan a sostener el interés de la historia. Dentro de las realizaciones de Nichols, quizás sea la menos satisfactoria en esta década. No es una cinta mala, ni mucho menos. Pero está lejos de la calidad a la que este director nos tiene acostumbrados. Hay menos drama y está más explicado. Sobreabunda y equivoca el impacto al narrar tanto con palabras.
Habrá otras oportunidades en el futuro cercano, sin dudas. Mientras tanto, pueden probar ver «Hell or high water» (2016), que es más intensa o la despareja pero inovidable «The loveless» (1982) dirigida por una juvenil (en ese entonces) Kathryn Bigelow junto a Monty Montgomery, si les atrae el género (aunque la primera no es exactamente de motociclistas pero comparte algo del espíritu). Ambas son alternativas más completas y valiosas que esta «The bikeriders».
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Rodrigo Chavero
Periodista, docente y redactor de contenidos. Amo el cine y no hay mejor plan que ver películas.
Coordino Espectador Web desde 2011 y en mis redes hay mucho material de cine, teatro y espectáculos en #CABA.