«The Cable Guy»
Hoy nos vamos a ocupar de un actor que tuvo su cuarto de hora más glorioso en la segunda mitad de los 90 y que actualmente alterna trabajos interesantes con otros bastante mediocres, buscando recuperar el afecto del público: Jim Carrey. Nadie puede discutir que el tipo tiene talento ,no sólo hizo la monumental «The Truman Show», sino obviamente tuvo grandes impactos comerciales con «The mask», «Me, myself and Irene» y «Liar liar» (títulos que uno recuerda con relativo cariño) aunque en algún momento sus números dejaron de atraer a la industria y en esa vuelta lo encontramos, buscando proyectos que lo lleven de vuelta al primer plano.
Por qué reconocemos a Carrey? Indudablemente, por el sello personal que el hombre les imprimió a sus protagónicos.
Dueño de un registro fuerte, Carrey es de los actores que se roba el film (y decide la suerte del mismo, para bien o mal!) desde su primera escena. Tiene un histrionismo a prueba de neutrónicas y quizás su mayor virtud (tener una imagen tan potente), le juega en contra a la hora de pensar en otro tipo de roles. Ha intentado incursionar en otros géneros (con un destacado trabajo en el drama romántico como en «Eternal Sunshine of the Spotless Mind», por ejmplo, cinta que amamos), pero nunca se ha podido dejar de ser un comediante nato, convocado para proyectos familiares o comedias negras.
Hablando de ellas, hay una en particular que no tuvo gran recepción de crítica, pero que nos encanta: «The Cable Guy». En Estados Unidos, ver televisión paga es oneroso, (especialmente cuando uno está en la mala), y este film del gran Ben Stiller elige este hecho objetivo, para disparar un relato disparatado y delirante en el que un instalador del cable llamado Chip Douglas (Carrey) atiende a Steven (Matthew Broderick), quien viene de una ruptura amorosa y con las defensas bajas. La cosa es que «the cable guy», necesita un amigo con desesperación y el inquilino, también, así que a los pocos minutos vemos florecer una amistad cuando menos… curiosa.
Steven, recién separado de Robin (su ex novia, jugada por Leslie Mann, con la que quiere volver) no sabe la que le espera, su alianza con Chip le deparará muchas sorpresas desagradables, todas, presentadas con generosas dosis de humor negro, a lo largo de los 96 minutos que dura la película. El rol que compone Carrey es interesante, ya que su personaje es de un neurótico acosador y les juro que se le creemos de corazón! El hombre, de a ratos, mete miedo. Quizás eso llevó al público a no apoyar el film, ya que el rol de Carrey es bastante oscuro y si bien provoca risas, lo cierto es que el guión es tan denso, que hay veces que incomoda.
Escena del día, fiesta en casa de Steven, Chip en llamas haciendo un show personal en karaoke; los amigos del dueño de casa, disfrutando a mil, y al final… bueno, mejor no contar y escuchar al comediante en acción interpretando el clásico «Somebody to love», en una versión… increíble (y desafinada!)