
«Min lilla syster» (El hijo perfecto): la enfermedad silenciosa
Si bien la prensa la emparenta con la laureada y cálida «Little Miss Sunshnie», «Min lilla syster» corre por otros rieles: los del cine dramático destinado a promover debate, en torno a uno de los grandes flagelos que asechan a los adolescentes (principalmente) en estos tiempos, los trastornos alimenticios.
Sanna Lenken, la mujer detras de las cámaras, debuta con su primer largo, asociado invariablemente a su experiencia personal. Esta cineasta ya tiene un corto famosisimo sobre el tema («Ata Lunch» del 2013) y es reconocida su militancia para divulgar los crueles alcances de este flagelo de nuestros tiempos.
El tema de la imagen corporal, y más de un atleta de alto rendimiento, ha sido tratado en pocas oportunidades en la historia del cine. Ejemplos hay, pero no abundan y siempre es bienvenida la posibilidad de tomar contacto con un film de esta temática.
Por ende, comenzamos en positivo con la sueca Lenken, quien además, va a dotar a su propuesta de un clima bastante personal, donde todo se subordina al conflicto principal y al vínculo entre las dos hermanas que serán el centro neurálgico de la historia.
La trama presenta una clásica familia europea de clase media donde las cosas van bien y no hay presente demasiado conflicto en la superficie. Craso error: no es sencillo tener una hija bella, joven, talentosa y que se dedica al patinaje con aspiraciones de ascenso. Así como la danza clásica, son actividades de una enorme presión puesta en el hecho de mantenerse muy delgadas.
Todo se centra en definitiva, en el vínculo entre Katja (Amy Diamond) y Stella (Rebecka Josephson), la primera, sin dudas «la hija perfecta» y la segunda, una niña distinta a su hermana, a todo nivel. Ella admira el éxito de Katja y ella pasa a ser su inspiración, dado el impacto que provoca su presencia en el pequeño mundo que las rodea… hasta que da con la cruda verdad. No todo es lo que parece y el descubrimiento de la enfermedad que sufre su hermana, pronto deja a Stella con una pesada tarea: decidir hablar o callarse.
Y si bien ella elige un camino discutible, lo cierto es que la película no intenta subrayar desde lo moral ciertas decisiones, sino que sólo las pone en relieve en función de la tensión dramática del conflicto. Son, una familia con algunos problemitas. Y ahí, en esa trama vincular, donde los padres parecen recortados y ausentes, surge lo más valioso de la relación, el enfrentar los obstáculos desde lo más primitivo y natural que poseen las hermanas, su propio amor mutuo.
Leneken propone un relato armonioso (con alguna tormenta bien resuelta), puro y transparente de cómo ella ve a una familia atravesando por este trance. Y si bien hay desniveles narrativos y una peligrosa parsimonia en algunos tramos (demasiada pobreza en las interpretaciones de los secundarios, por ejemplo), llega a buen puerto y cumple su objetivo. Correcta y útil, para adentrarse en una problemática específica, a la que no hay que dejar de prestar atención.
Anexo de Crítica por Rolando Gallego
En el arranque de “El hijo perfecto” (Suecia, 2015), de Sanna Lenken, propuesta que renueva las salas desde hoy, una niña regordeta, entrando en su adolescencia, llamada Stella (Rebecka Josephson) es presentada con detalles de aquello que está haciendo, juntando algunos insectos en un frasco mientras se identifica con los versos de una cancion foránea.
Ensimismada, esa primera escena nos acerca a su universo de una manera diferente, ya que, vendida como la nueva “Little Miss Sunshine”, el filme en realidad luego virará hacia un drama familiar con una impronta cuasi documental sobre la adolescencia, la autoexigencia y la proyección de sueños y deseos ajenos en los que la protagonista para nada se ve reflejada.
En el título original, “mi hermana flaca”, hay una declaración sobre la trama que quizás, e innecesariamente, lleve a revelar detalles del giro narrativo que el guion le impone a los protagonistas.
Stella es feliz con sus secretos y pocas aspiraciones, las que día a día se van opacando a la sombra de su bella hermana, una patinadora de hielo profesional, que se obsesiona con su carrera al punto de negar una realidad evidente que la va deteriorando.
Un día una persona le dice al enterarse que su hermana es la bella patinadora “debes estar orgullosa, es muy linda”, pero Stella no siente eso, primero porque no sólo la puede ver con los ojos de “hermana” que tiene para ella, y por otro lado, porque en el fondo, detesta que “esa linda chica” sea su hermana. Cuando Stella detecta el problema de Katja (Amy Deasismont), en vez de acompañarla, al querer «denunciarla» ante sus padres, lo único que termina haciendo es complicar más todo.
Allí Lenken deja el clásico relato iniciático y de mostrar como Stella se relaciona con el sexo opuesto y con su única amiga, comienza a profundizar de manera dolorosa y verdadera, en la compleja situación en la que Stella y su familia se verán inmersas.
Algunas lagunas narrativas, que se van presentando mientras el guión trata de encontrar una correcta dirección para contar, y la liviandad con la que se configura el perfil de los padres (madre ausente, papá todo el día en la casa que no puede ver venir los problemas con cada una de sus hijas) resienten “El hijo perfecto”.
Tampoco hay un interés por reforzar el verosímil del grupo familiar ante la repetición de situaciones que se dan ante la desesperación de los padres por no poder ayudar a sus hijas y que terminan por resentir la totalidad de la propuesta.
Aun así y a pesar de esto, la mayoría de las escenas presentadas, con un logrado realismo sobre el entrenamiento profesional, el hambre de competencia, la ambición, el relegar a un segundo lugar a aquellos que se ven opacados ante el triunfo ajeno, también potencian algunos pasajes luminosos que destacan la osadía de la niña (increíble el avance al adulto profesor de patín) y el reflejar la vida familiar de Suecia (alejadísima de nuestra idiosincrasia, y sorprendente a la vez) elevan las lagunas y el apuro con el que se quiere cerrar la historia de esta niña en busca de su ser y el de su hermana.