«Copie conforme»: Kiarostami certifica el valor de su cine

El iraní Abbas Kiarostami es un artista integral. No sólo dirige cine, sino también hace poesía, instalaciones y fotografía. Su estilo es muy particular, posee una perspectiva estética única y singular que le permite abordar múltiples ángulos de una historia desdibujando lo obvio y entrelazando diversos niveles de mensaje con llamativa naturalidad. Y si esto fuera poco, muchas de sus historias más impactantes poseen una alta carga metafísica y/o intelectual («El sabor de la cereza», «El viento nos llevará», por ejemplo) que no se ve habitualmente en nuestras salas. Es uno de esos sujetos que siempre sorprenden, aunque es válido decir que algunos de sus films requieren del espectador cierta atención para decodificar emociones, estados, ideas y secuencias. Kiarostami compone su trabajo atendiendo a una lógica que el público debe descubrir si quiere disfrutar la película. No es cine fácil ni accesible (aunque tampoco es tan difícil como otros de su escuela), pero si requiere una cierta predisposición que hay que tener a la hora de degustarlo. Eso hace que tenga, como muchos genios, detractores que lo defenestran y furiosos simpatizantes por cantidades iguales.

«Copie conforme» es su última cinta. Parte de un guión que, como él mismo dice, va cobrando vida a medida que se indaga sobre las concepciones que le van surgiendo durante la preproducción y el rodaje… Junto a la conexión que sus actores establecen con sus personajes y el feedback que entre ellos se da. Digo esto porque la mayor dificultad que tendrán los que se «inician» en Kiarostami con este película será entender cómo se estructura la realidad que estas dos personas viven y que escenario temporal atraviesan. Esa aparente «confusión» que el espectador tiene es absolutamente deseada por el director. Dentro del terreno que maneja con soltura el hábil iraní, los sujetos que se vinculan aquí nunca estarán expuestos a una realidad estática y mundana.

Por el contrario, serán originales y copias (a la vez) de un registro que se disfraza en los sugerentes diálogos que pueblan de misterio la relación entre los protagonistas. Este film en particular de Kiarostami sembrará de cuestionamientos a su público y fomentará debates entre los que quieren cotejar sus impresiones con la de otros, para iluminar los supuestos oscuros de un paseo de verano en la Toscana italiana que a todos nos representa algo distinto.

La película abre con una presentación. Un famoso escritor inglés, James (William Shimell) está en Italia promocionando su último trabajo «Copia certificada». En él, habla sobre la importancia de las reproducciones que hacen quienes se dedican al arte y cómo la gente subestima el valor de quienes hacen copias. En su discurso, James verá a una inquieta Elle (Juliette Binoche), que desde la primera fila, escucha parte de su alocución mientras se distrae con un niño que va y viene por la sala. Elle le da al representante de James un papel con su dirección y teléfono y le dice que está abierta a encontrarse con el hombre de letras, tener una cita con él. Acto seguido, los vemos a los dos encontrandose para salir. Elle es una mujer llena de engimas, es francesa y trabaja en una galería de arte. Hasta ahí sabremos de ella.

Así es que esta pareja saldrá a recorrer la deliciosa Toscana al sol, en verano. Aunque tratandose de Kiarostami no piensen que será una simple historia de amor…

Ya al llegar al pequeño poblado italiano elegido para la excursión, veremos como algunos pilares de la convención entran a desdibujarse. Para empezar, el lenguaje formal. Se habla italiano, francés e inglés. Se combinan, de acuerdo al dramatismo o la circunstancia escénica. Interesante. Luego, lo visible, (Elle se siente muy atraída por James) comienza a cambiar. Y lo que parecía previsible termina por dar un vuelco.

Pero no queremos anticipar más, creemos que «Copie conforme» es una película sobre el valor de lo auténtico. De lo que se ve como real y lo que se juega a serlo. En este universo de bellas imágenes que pueblan la cinta, el prestigioso y veterano Abbas desarma el vínculo que sostiene la trama, varias veces. Pone el lente para hacernos cómplices de diálogos ricos y ásperos que describen momentos, imaginarios o concretos, de la relación que James y Elle tienen. Y son, absolutamente absorbentes.

Binoche está magnífica. Pasa por todos los estados de ánimos imaginables en una situación con la que se presenta, con gran soltura. Su actuación es de las mejores de su larga carrera, cosa que no sucede con el debutante Shimell, quien es cantante lírico y se le nota bastante en el juego que propone Kiarostami: su inglés es demasiado duro y frío para la intensidad del relato. Quizás ese sea el punto más flojo de esta enorme película, un actor de mayor experiencia le habría puesto una piel más interesante que la vista en pantalla por el popular vocalista británico. Pero más allá de ello, hay que volver a decir que esta no es una película directa o unidimensional. No, aquí hay mucho por hacer para seguir las pistas que el relato propone si se quiere entender la auténtica intención del director en este trabajo.

Creo que una buena opción es verla más de una vez. De hecho, yo la ví dos para poder escribir sobre ella. La primera vez quedé impactado por la historia y la segunda pude hilvanar otros conceptos que son valiosos en esta cinta y que pude ir descubriendo al volver a verlos.

Si les gusta el cine de calidad, esta es su película de la semana. Arte en estado puro.

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