
«Joker: Folie à Deux»: Todo lo que necesitas es amor

Baby, you don’t know what it’s like
To love somebody
To love somebody
The way I love you
Después de su exitosa película sobre el villano más famoso de DC, al que le imprimió un origen y perfil humano alejado de toda adaptación previa, Todd Phillips vuelve a juntarse con Joaquin Phoenix para entregar una secuela inesperada en la que bucea sobre la creación de falsos ídolos pero sobre todo la problemática de la salud mental y el desamparo.
Arthur Fleck era un tipo solitario y traumado que aprendió a sobrevivir convirtiendo su condición en un modo de vida. Su misión parecía ser la de originar risas, algo parecido a una felicidad momentánea. Sin embargo ya vimos la película y sabemos que lo que uno se propone casi nunca se parece a lo que termina logrando. En esta secuela, Arthur, conocido como el Guasón por hordas multitudinarias, debe pagar las consecuencias por los asesinatos que cometió al mismo tiempo que es víctima del fenómeno mediático y social que originó. Lo encontramos entonces encerrado en el manicomio Arkham, a la espera de un juicio que podría declararlo insano o llevarlo a la pena de muerte. En esos días entre guardias que juegan con él y un afuera que lo admira, mientras se prepara con una abogada, único personaje que parece preocuparse de manera genuina por él, cruza miradas con Harley, una interna a la que conoce en una actividad con música.
La Harley Quinn de Lady Gaga nada tiene de aquella de Margot Robbie. En su afán por apostar siempre a un registro realista, se trata de una Harley menos juguetona e ingenua, algo manipuladora y probablemente mentirosa. Pero en ella, Arthur encuentra algo que nunca conoció: el amor, o algo parecido a eso. Juntos comparten un delirio que se expresa a través de numerosos números musicales. Sí, aunque director y actor se nieguen a calificarla como tal, Folie à Deux es un musical, aunque cada uno de estos números se sucedan en un plano de fantasía (es decir, solo ellos conocen lo que se dicen a través de esas canciones; los de afuera son de palo).
Desde el vamos esta secuela tiene todo para enojar al fanático de los cómics. El afán por mostrar lo humano y cercano de estos personajes ya la aleja de cierto estilo y licencias pero al sumar lo musical, con un Joaquin Phoenix que ya había demostrado dotes vocales con Walk the line y una Lady Gaga tan apabullante como siempre, es probable que repele a mucho espectador desacostumbrado. Sin embargo hay que decirlo: el problema no es que la película sea un musical, sino que no aprovecha esa idea.

Como expresé antes, los números musicales se suceden como en una especie de ensoñación que sus personajes parecen compartir pero al estar por fuera de la narrativa lineal hacen que la historia se estanque bastante, en especial porque no siempre se sienten orgánicos en el modo en que fluyen a lo largo del relato. Aunque los covers y las interpretaciones sean buenas (siempre es un placer al oído la voz de Gaga), se torna reiterativo y ninguna logra siquiera desplegar grandes ideas visuales. Quizás por esta idea de apostar a un registro realista, serio, algo sucio y triste.
El proceso judicial, además de dejar en evidencia las secuelas que dejó en la sociedad y en ciertas personas en particular, también hace foco en la historia personal de Arthur y por momentos se expone de manera innecesaria aquello que ya se intuía. También se permite la película sumar guiños al universo de Batman, con la presencia de Harvey Dent.
Sí, esta secuela es triste como la primera. Porque a la larga Arthur no es más que un pobre tipo roto y desamparado al que endiosaron y convirtieron en algo que no estaba destinado a ser. La película juega con esta idea de ser dos personalidades intercaladas, Arthur y el Guasón, y hacia el final nos dejan en claro algo que empezábamos a sospechar.
Vapuleada por la crítica, el público y una taquilla decepcionante, debo decir que Folie à Deux es una película arriesgada, con los pros y los contras que eso conlleva, y no me parece el fracaso que vaticinaron. Lamentablemente sus buenas ideas e intenciones quedan deslucidas ante un guion flojo que navega entre aguas y ni siquiera se toma el tiempo de desarrollar al interesante personaje de Harley Quinn. Se sabe que originalmente suele ser una joven ingenua y manipulada por el villano, al cual ama de una manera obsesiva y sumisa, y que no fuera esa la imagen que quisieran darle. Pero tampoco la convirtieron en otra cosa más que un motor, sin mucha motivación ni trasfondo; una pena.
¿Quién es Arthur Fleck? ¿Es un villano de una historia mal contada? ¿Un homicida psicópata? ¿Un pobre tipo traumado y solitario? ¿Es amor todo lo que necesitamos? Folie à Deux cuestiona a su predecesora y nos deja varias ideas dando vueltas, y aunque a su vez no logre aprovechar muchas de aquellas que intenta trasladar a la estética y narrativa, vale la pena acercarse sin expectativas para dejarse llevar y sorprenderse. Quién sabe dónde nos posicionaremos.