Entrevista: Diego Gachassin «La comprensión y educación puede traer mejores resultados que la injusticia misma y la violencia».
El realizador Diego Gachassin presenta su nueva película “Pabellón 4” que profundiza la problemática carcelaria desde una mirada particular.
Centrandose en el proyecto que lleva adelante Alberto Sarlo, junto a Carlos Mena, para formar desde la filosofía a nuevos pensadores en el pabellón de máxima seguridad, el realizador vuelve a reflexionar sobre las posibilidades de los presos. Para conocer más del proyecto hablamos con Gachassin a días de estrenar comercialmente la película.
Tus últimas películas buscan desestigmatizar a reclusos y la vida carcelaria ¿cómo pensaste estos proyectos?
A partir de “Los cuerpos dóciles” y las proyecciones muchos preguntaban cuál era la salida, a la problemática, a la injusticia y cuando se me presentó este proyecto me pareció que era una respuesta, de comprensión y educación que puede traer mejores resultados que la injusticia misma y la violencia, porque hasta que la gente entienda eso, nada va a cambiar, cuando dicen “que se pudra en la cárcel” esa violencia sale, Alberto dice en el poema “la condena de los justos termina”, y con quién vas a querer encontrarte cuando salga, con alguien que la pasó mal o alguien que tuvo una oportunidad para cambiar su vida, yo creo que esta es la mejor. La película me permitió, no soy un especialista, pero conocer un proyecto que ayuda en esa vía.
¿Te había quedado la inquietud de seguir interiorizándote y trabajando sobre la problemática?
Sí, me parecía que la cárcel era un lugar interesante para filmar, y de hecho Elías Escalante, condenado al final de “Los Cuerpos…”, pasó por el pabellón 4. Un día Alberto me llamó y me dijo que Elías estaba ahí, después se peleó y lo trasladaron y no terminó en la película.
¿Sentís que se te exigen respuestas e información que no tenés porqué saber?
Muchas veces pasa con los documentales que cuando uno aborda un tema uno es un especialista en eso, no es mi caso, me quedó la experiencia nada más.
¿Tenés mucho trabajo de investigación previa?
Depende el proyecto, pero no menos de tres años. “Los cuerpos…” llevó más tiempo, porque estaba el tiempo de la justicia. Entre rodaje, producción, postproducción, festivales, son varios años y por eso hay que elegir bien el proyecto porque lo cargas varios años. En este tipo de documentales de observación, necesitás un tiempo, acá era el de parir una obra, el libro, de hecho la última jornada quedó suelta para el final, y en ella ya no estaba el director del penal que nos había permitido rodar todo. Por eso me apuré a rodar cuando sí estaba el.
En el arranque hay una charla entre Alberto y un grupo de personas pero no sabes a qué lado corresponde…
Una característica del documental de observación es no explicar, mostrar fragmentos y que el espectador termine armando en su cabeza la historia, y me parece que no está mal una película que empiece sin darte toda la información. Es algo a favor.
¿Cómo manejas la cercanía con los protagonistas y la empatía con ellos posterior al rodaje?
Es un tema, con Carlos sigo en contacto, lo considero un amigo, y cuando rodás pasa eso, sos especie de una familia, y eso es lo que más me gusta del documental, es muy voyeur, conoces la vida de una persona diferente a uno.
Ayudó que Alberto te presentara en el pabellón para rodar?
Seguramente, fue clave, también para el rodaje, fue muy generoso. La relación con los presos, me preguntan cómo hice para que no miraran a cámara, la relación se da de una manera fluida porque cuando explicas bien el proyecto del que serán parte, del guion mismo, eso también tiene la ventaja de que ellos quieren que se cuente su historia y eso nos juega a favor.