A propósito del estreno de EL ALMANAQUE entrevista a José Pedro Charlo Filipovich
Tu cine gira en torno a la memoria, ¿cómo es que uno puede seguir contando nuevas historias sobre la misma temática? O ¿cómo te las ingenias para hacerlo? La memoria es un terreno muy vasto.
Toda la experiencia humana al tratarse puede considerarse dentro del campo de la memoria. A mí lo que me interesa es contar historias, algunas están relacionadas con la historia reciente de la represión y las dictaduras, otras con las luchas obreras y populares, pero digamos que lo que me interesa es todo lo vinculado a lo social. En “El Almanaque” me interesó develar el misterio de ese registro oculto durante más de 12 años.
En “El Círculo” ver cómo la locura puede ser una forma de escape en una situación crítica y como una persona se puede reconstruir después de esa experiencia. Es decir que veo mi trabajo no tanto en términos de memoria histórica, sino de experiencias humanas desarrolladas, algunas de ellas, en contextos marcados por la represión.
¿Cómo llegaste a Jorge Tiscornia (protagonista de El Almanaque)?
Llegué a Jorge a partir de la lectura del libro que escribió junto a Walter Phillips Trebys. Allí está la información sobre los almanaques. Considero que a partir de una mirada ya bastante entrenada en lo documental y de mi sensibilidad con el tema es que comienza a construirse el proceso de la película. Ahí surgió el vínculo con Jorge, a quién no conocía, pero con el que fue muy fácil comunicarse y lograr coincidencias para trabajar.
¿Cuál fue el proceso de construcción de la película?
A partir de la idea inicial que surge con el descubrimiento de la existencia de los almanaques fui desarrollando el concepto de la película. Inicialmente me interesaba contar una historia sobre el Penal de Libertad, pero rápidamente avancé a una idea más precisa: no se trataba de una historia sobre una cárcel sino sobre un objeto singular. Los almanaques son un registro absolutamente personal, subjetivo, esto le da un interés y un valor extra a la tarea de registro que realizó Tiscornia. Por otro lado la forma de preservar los almanaques con todo el riesgo que eso implicaba también es absolutamente original. Entonces el proceso más importante de la película fue el de llegar a esa definición precisa: el objeto sobre el que trata la historia son esos registros mínimos escritos durante 12 años, realizados en forma de almanaques. A partir de allí es que se estructuró la historia.
¿Fue fácil acompañar a Tiscornia en su regreso al Penal?
Bueno, fue un momento de tensión para él, para mí y para todo el equipo. Cuando Jorge entró a la celda donde estuvo detenido, o cuando volvimos a mirar desde dentro y a través de las ventanas aquellos paisajes que vimos un día trás otro, se produjo algo que sólo se puede traducir desde lo sensible y creo que logramos plasmarlo en el clima de la película.
¿Qué te pasó cuando tuviste contacto con “los almanaques”?
Mi primer contacto marcó lo que iba a ser la historia. Cuando los empecé a leer creí que los terminaría muy rápido porque eran notas muy mínimas. Sin embargo el avance en la lectura se ralentizando y tuve que seguir haciéndolo gradualmente. Al pasar las hojas uno siente el paso de los años y eso le da una densidad sensorial a los almanaques que es impresionante.
¿Que tipo de repercusión tuvo la película en tu país (en los festivales sabemos que te ha ido muy bien)?
En Uruguay la película ha venido funcionando bien. A su exhibición comercial se le ha incorporado otro concepto que me parece muy interesante. Y es que además de la película y su edición en DVD, logramos hacer un libro de la película que contiene reproducciones de los almanaques y miradas a los mismos desde distintas disciplinas, también se armó una exposición fotográfica con las únicas fotos del Penal en funcionamiento obtenidas por un preso político, Jorge Tiscornia . Entonces esta muliplicidad de medios constituye una plataforma diversa que es un estímulo potente para el espectador.
¿Por qué decidiste incluir imágenes de archivo en la cinta?
Incluí imágenes de archivo porque las mismas son muy excepcionales. Los presos políticos estaban invisibilizados por la dictadura. En muy pocas ocasiones fueron filmados o mostrados en vivo. Entonces me interesaba mostrar esa realidad porque las caras de tensión de los presos que se ve en esas filmaciones hablan mucho sobre la situación carcelaria que vivían sin necesidad de ser más explícitos. Además en una de esas escasas imágenes aparece el juicio al grupo con el que estaba vinculado Tiscornia. ¿Tiscornia aceptó rápidamente a contar su historia en la pantalla grande? Sí, él aceptó rápidamente el desafío. Es una persona con buen nivel cultural, fotógrafo, cinéfilo, entonces no fue complicado para él entender la propuesta que esencialmente es representarse a si mismo.
¿Tuvo influencia en el armado de “El almanaque”?
No, Jorge no participó en ningún momento del armado de la película. Tampoco quiso hacerlo. A mí no me parece conveniente que un personaje de las caracterísiticas y el protagonismo que tiene Jorge participe en el armado de la película. Sí nos preocupamos porque fuera el primero que la viera cuando ya estaba avanzada la finalización.
¿Hubo algún cariz de la historia que no quiso que se viera?
Ninguno. Incluso en la película en un momento hablamos de un tema sobre el cuál él comenta algo así como “mejor no hablemos de eso”, pero lo dejamos en la película y aclaramos en un gráfico de qué se trataba.
¿Por qué elegiste hacerlo de manera documental?
La historia bien podría haber sido una narración de ficción… Sí, podría haber sido una ficción. Pero a mí me gustó contarla con los protagonistas reales y en sus escenarios naturales. Me encanta el documental y me pareció que la historia podía ser contada bien como documental. Igualmente las posibilidades de la ficción no están invalidadas. Me parece una historia que da para contarla como ficción, pero no seré yo quién lo haga.
¿En qué proyectos estás trabajando? Actualmente estoy en medio de la filmación del documental “Postales” que narra la historia de tres familias que están entrelazadas a lo largo de 40 años en distintas peripecias sociales y políticas desde el punto de vista de los jóvenes de esos núcleos.
¿Cuáles son tus expectativas de estrenar la película en Argentina?
El estreno en Argentina me pone muy contento. Espero estimular diálogos sobre los temas de la película porque en nuestros dos paises hay una sensibilidad común que facilita esta posibilidad . Entonces si la película sirve como un modesto puente para que nos contemos historias que nos importan, fantástico.