«The rewrite» (Escribiendo de amor): El eterno autocorrector

Siempre que se nos vende un film bajo una marca de género, sabemos qué esperar. Hay gente que lo critica (está perfecto, no todo el cine es para todo el mundo) pero los que lo disfrutamos encontramos mucho de fascinante en esto de que las historias tengan una misma estructura.
De repente, yo espero que como en este film, llueva solo cuando los personajes están separados, haya un extenso monólogo de disculpa y hasta se coquetee con una persecución al aeropuerto.Sabemos lo que vamos a buscar cuando buscamos una comedia romántica: en eso el género es claro.
«The rewrite» es la historia de un guionista de Hollywood que cayó en desgracia en la industria. Después de un éxito remarcable, se perdió en el tiempo y ya no parece conseguir un contrato, con innumerables referencias a todos aquellos detestables guiones que si han conseguido contrato.

Por esto y para investigar antes de presentar el guión con un personaje que se dedica a esto, termina dando un seminario de guiones para películas en una universidad pública.
Un enorme amor a los clásicos del cine y el hecho de utilizar el cliché de encontrar el amor y la vocación en un solo lugar es lo que termina uniendo a los personajes. Claro está que el juego de palabras del título apela no sólo a su cambio de rumbo en lo profesional, sino también en lo personal, donde reescribir apunta a muchos ángulos de su vida.
Hugh Grant y Marisa Tomei son dos pesos pesados dentro de este segmento de historias. Ambos se han destacado en películas que son clásicas ya a esta altura y uno muchas veces se pregunta si efectivamente serían clásicos si ellos no hubieran participado. Sobre todo en el caso de ella, sus capacidades actorales muchas veces elevan el nivel y la hacen mucho más entrañable de lo que efectivamente es.

Grant logra siempre aprovechar sus dotes de galán torpe y que es un experto en arreglar sus metidas de pata. Es un film que no innova, pero no busca innovar. Es muy probable que caiga en la bolsa de esos miles de films que después rara vez recordamos, con personajes estereotipados y muy poco de seso.
El ritmo del relato se basa más que nada en los monólogos de los personajes y un uso excesivo del primer plano (junto con personajes que rara vez se cambian de ropa, con lo cual el film debe haber costado muy poco en producción).
Es claro que se apunta a una comedia sobre estos personajes que no se corren ni un poco del estereotipo. El resultado final es disfrutable, liviano e irreal. Pero hay una parte nuestra que pide esto cada vez que miramos una comedia romántica hollywoodense, ¿O no? Ideal para una primera cita.
Anexo de Crítica por Pluma Paz
Otra vez voy a desplegar mi ira contra aquellos que adaptan el título a la cartelera local. ¿Qué me inspira «Escribiendo de Amor»? Una comedia romántica que destila dulzura y para ver comiendo helado de chocolate. El título original, no tiene una traducción literal que pueda atraer al público por el contenido de la película, aunque algunas pistas nos da: «The Rewrite» que significa algo así como «La Nueva Versión» o «La Reinvención». Saldada la deuda con el enojo que me producen las malas traducciones y/o adaptaciones, vamos a la cuestión cinematográfica que tiene de protagonistas a un ¿maduro? Hugh Grant y a una simpática como siempre Marisa Tomei, convocados por Marc Lawrence, un viejo especialista en el romance y la comedia de acción (Miss Simpatía, Amor a Segunda Vista, Fuerzas de la Naturaleza y… Lazos de Familia, aquella sit-com en la que actuaba Michael J. Fox).
Keith Michaels (Grant) es un guionista que recibió un Oscar por una película que vio todo el mundo y le encantó a todo el mundo. Más allá de este hecho y de su agente que lo persigue para que escriba una secuela, él parece haberse quedado en el tiempo y no poder salir de este momento de gloria para superarse. Separado de su mujer y de su hijo de 18 años, ya sin recursos, es enviado por su representante a dar clases de escritura de guiones cinematográficos a una pequeña ciudad cercana a Nueva York.

Él, hasta este momento de su historia, vive en la soleada Los Angeles y lo que pase de aquí en más cambiará hasta su meteorología en todo lo contrario. Para zafar y tener al menos una entrada de dinero mientras se reconcilia con la escritura, debe escoger de entre 70 postulantes a 10 para que tomen el curso. Para ello, su tarea consistiría en leer en una noche 70 guiones.
Qué hace, recurrir a los perfiles de Facebook de los estudiantes y de allí tomar a 8 chicas interesantes y 2 varones a los que sus compañeros tildarían de nerds. Entre los alumnos, habrá alguien especial, que no se unirá en la primera clase y que es Holly (Tomei), madre soltera, estudiante crónica, y con varios trabajos part time para pagarse sus cursos en la universidad.

De buenas a primeras, Holly no podría entrar al curso por el cupo pero la amistad que va naciendo, los conocimientos del lugar, las personas y la vida en general hacen que entre como la pieza que falta en un rompecabezas de 1500. Sumados a Hugh Grant y Marisa Tomei, están J. K. Simmons, el exigente profesor de «Whiplash» y Allison Janney (Spy, Mom) y los jóvenes de la clase desde una ninfómana (que pondrá a Michaels entre la espada y la pared), un amante de Star Wars, un guionista brillante en potencia (que es posible sea la historia del propio director-guionista de la peli que estudió en Binghamton, la capital del carrusel en EE.UU.), una chica dark (un estereotipo muy bien reflejado en pantalla pero que resuelve su historia en una escena muy graciosa dentro de los créditos) y otra joven que se conoce todas las historias de celebrities y ama «Dirty Dancing».
Me enamoré de la banda sonora, lo que me hizo olvidar los años que tiene encima Hugh Grant desde aquella «4 Bodas y Un Funeral», de la que no se desprende en esta película ya que aparece un momento en que lo veremos con su peinado y juventud de la época. Una película amable, para pasar un buen rato, que creo que me gustó más todavía porque comprueba mi tesis de las mujeres fuertes en el cine de Hollywood, que todavía no terminé de escribir y que es el primer dolor de cabeza del protagonista de «The Rewrite», que aparece un tanto sexista y se opone justo a la Presidenta de la Comisión de Ética que le seguirá los pasos más de cerca que nunca para que a la primera falla, lo pueda devolver a su mundo de películas. Ya sé, es una comedia romántica, con sus clichés, con su happy ending pero, es una gran oportunidad de ver a buenos actores y disfrutar un buen entretenimiento sin sobresaltos.
