«La vida de alguien»: dulce melancolía

Tras un breve lapso de inactividad Ezequiel Acuña vuelve a los cines con “La vida de alguien” (Argentina, 2014), filme en el que retoma, una vez más, la posibilidad de reflexionar sobre el paso del tiempo y el pasado como lugar posible de estadío mejor al presente.
En esta oportunidad la cámara se reposará en Guille (Santiago Pedernera, habitué de sus filmes) un treintañero que rememora sus gloriosas épocas de músico antes de la disolución de su anterior banda musical.
El misterio de por qué la banda se separó, como así también la creciente tensión entre el grupo al decidir el joven volver a reunirse, es el punto central de una película contemplativa que a partir de una construcción narrativa por canciones, algo novedoso y diferente en el cine de Acuña, se termina por generar interés en la mera exposición de las acciones y en el devenir de las situaciones.
“La vida de alguien” también genera la intriga desde el propio título que la presenta, ¿es la vida de quién que contemplaremos, la de alguno de los jóvenes del grupo, la del propio protagonista, o de aquel que no está en el presente pero que con temor se lo recuerda y menciona casi al pasar?

Pero ahí está Acuña con su cámara, para dar lentamente algunas respuestas, con todo el amor al cine y su pasión por el grano del 35 milímetros, que impulsan la película hacia un lugar de experiencia interesante, algo a lo que siempre nos tiene acostumbrado.
Para aggiornar su cuento, además, el director suma un personaje femenino atípico, el de Luciana (Ailin Salas), una cantante que se sumará al grupo y que aportará no sólo la tensión necesaria para afianzar la curva dramática, sino para que el protagonista de alguna manera pueda reflexionar sobre el estado en el que se encuentra en su propia vida.
La interpretación de Salas, fuera de estereotipos y lugares comunes permiten que su personaje sea de manera inmediata elevable de categoría secundaria al lugar de protagonismo casi absoluto, claro está, si no fuese por Pedernera.
“La vida de alguien” intenta continuar con la línea de las películas anteriores del director, que toman la juventud como posibilidad nostálgica de pensar que todo, en algún momento, fue mejor que el presente que oprime a los actantes.

Pero la principal virtud del filme no está en volver a contar esa odisea iniciática de exploración y búsqueda, todo lo contrario, Acuña suma nuevos elementos para que su propuesta termine siendo diferente e interesante a la vez.
En el sumar las canciones como separadores y a la vez conductoras de sentido general al filme, es en donde “La vida de alguien” posibilita que éstas sean escuchadas no sólo por bonitas o bien ejecutadas, sino, principalmente por ser parte del universo discursivo del filme.
Para terminar la experiencia Acuña durante todo el mes de Julio el MALBA además de estrenar “La vida de alguien” acompañará el filme con una retrospectiva de las películas anteriores del director.
