«Cuerpos de Agua»: sobreviviendo a la adversidad

Con el recuerdo de aquel Bolívar y aledaños sumergidos bajo agua hacia 1985, se inicia el relato documental y ficcional “Cuerpos de Agua” (Argentina, 2014), de Juan Felipe Chorén, que “bucea” en las particularidades de la zona, sus personajes y las vivencias de aquel entonces.
La documentación utiliza imágenes de archivo periodístico (mediatizadas y directas) y entrevistas a personas que tuvieron injerencia en algunas de las decisiones que posibilitaron el bajar de las aguas, aunque tan solo por un momento.
La fuerza con la que el agua arrasó y sepultó lugares enteros también se ve a través de algunas fotografías que muestran la aridez y destrucción de lugares y comunidades que inexplicablemente vieron cómo se perdía, en parte, sus pertenencias.
Y mientras asistimos a crudos testimonios de habitantes de la zona y especialistas en inundaciones, también conoceremos un relato en off con imágenes “actuadas” en las que la desesperación de una persona por la inevitabilidad de la inundación lo “sumerge” en la locura.

Por momentos uno se pierde en las aguas que muestra el director y en algunos pensamientos acerca de cómo, de un momento a otro, la mentalidad de algunas personas deben cambiar a fuerza de la necesidad.
“Yo pensaba que iba a estar perdido sin poder trabajar el campo” afirma uno de los entrevistados para luego pasar a narrar su experiencia de adaptación a las nuevas circunstancias que inevitablemente tuvo que atravesar.
Hay muchos testimonios de este estilo en el filme. Chorén los captura con una habilidad para que digan lo que él necesita que afirmen. Sólo basta ver la entrevista al ex jefe de Bomberos o al ex intendente, quienes compartieron la misión de dinamitar la Ruta 226 como posibilidad de alivio al pueblo.
Es en sonidos de líquidos que fluyen y circulan constantemente, en que Chorén logra una atmósfera asfixiante que sólo logra revertir cuando podemos asistir a las imágenes de la ruta volada, en la alegría de personas que pensaron que coartando la circulación y liberando espacio podían revertir un poco la negatividad por la que estaban pasando.

En la humedad del agua, en los gritos de los vecinos reclamando una mejora en su calidad de vida ante la inercia e inoperancia de los funcionarios, y en la elección de una ficción para restar peso a la agobiante realidad, el director habla una vez más de algo ya visto en varios documentales y es la continuación de la “tragedia argentina”.
Ante situaciones extremas y catastróficas, el argentino promedio despliega un sinfín de acciones basadas en la solidaridad, pero lamentablemente se encuentra frente a obstáculos que sólo lo inmovilizan en vez de impulsar.
“Cuerpos de Agua” habla de personas sumidas en eternas depresiones, con su vida hecha y deshecha antes el avance de aguas que sólo le indican que quedará fuera de un sistema caníbal de producción y consumismo.
En gente rural, dedicada al campo y sus derivados, en sus testimonios y dolores, como así también en la pasividad de los políticos y fuerzas policiales y militares hay una fuerte denuncia que se distorsiona por la decisión personal de Chorén de incorporar el relato ficcional.
Para repasar un momento clave en la historia de un pueblo que encontró con el tiempo la manera de salir adelante. Simple y básicamente eso está detrás de “Cuerpos de Agua”.
