«Los justos»: Viejos son los trapos

La ópera prima de Martín Piñeiro está protagonizada por Arturo Puig, Claudia Lapacó y Claudio Rissi. Una comedia con tintes de policial, aventura y dosis de humor negro que se caracteriza por centrarse en atractivos personajes de tercera edad. Una mirada conmovedora y original sobre la vejez, esa edad que a veces es ignorada o temida.

«Es una joda de muy mal gusto la vejez».

Atilio es enviado por su hija a un geriátrico, ya que no encuentra otra opción posible. Se trata de un hombre que perdió a la mujer que amó y que se siente en el ocaso de su vida, sin creer que el universo a esta altura tenga mucho más para ofrecerle, indiferente y deprimido ante lo que sea que venga para él. Pero en esa residencia y junto a la compañía de dos singulares compañeros, un hombre ocurrente que lo ayuda a salir para visitar a su difunta esposa y una inteligente y ávida lectora de policiales, encontrarán un propósito a simple vista demasiado grande para ellos: desenmascarar a unos empresarios funerarios que tienen un negocio turbio con la muerte.

Los justos es una combinación de géneros. Predomina la comedia negra, permitiendo reírse de temas como la vejez y sus consecuencias, pero junto a la trama criminal aflora el suspenso y la aventura. Su tono es mayormente ligero, donde los grandes momentos de tensión se combinan con el humor y eso genera buenas sorpresas, y al mismo tiempo lo absurdo que irrumpe en ocasiones torna de verosímiles escenas poco realistas. Hay algo en ese tono y mezcla de géneros que no fluye siempre con la misma naturalidad. De todos modos nunca pierde ni lo intrigante ni lo entretenido y esa especie de artificialidad ayuda además a aceptar esa ligereza en escenas que en otras películas podrían ser sumamente oscuras o aterradoras. La corrupción y la moral son temas que cobran fuerza en la historia.

En cierto modo, Los justos parece una película de otra época. Con una trama simple pero atrapante y una galería de personajes principales ricos y queribles acompañados por algunos secundarios un poco más estereotipados. La fotografía además logra aprovechar los espacios cerrados donde se mueven los personajes.

Sin dudas el gran acierto es el trío actoral. No solo por ser tres actores de mucho talento sino porque sus personajes destacan como pocas veces se le permite a personajes de esa edad. Si bien se ríen y se hacen cargo de eso, también demuestran que pueden ser mucho más activos, estar cargados de historias por contar. Es imposible no acordarse de El agente Topo, de Maite Alberdi, la película chilena que llegó a estar nominada a los Premios Oscars.

Tanto Arturo Puig en su rol de hombre apagado que encuentra sin esperarlo una motivación para continuar con una vida que no tiene por qué ser solamente aquello que pasó, que se fue, como Claudia Lapacó, encantadora con su ingenio y una dulzura que aflora de un modo muy natural, y Claudio Rissi en un papel póstumo que se suma a la lista de una gama de registros que demostró tener son razones más que suficientes para verla.

Modesta, entrañable, divertida, Los justos es una opción refrescante de la mano de una buena historia, una dirección efectiva y un elenco notable. La vida nunca deja de ser una aventura.

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