«La ruptura»: el dolor de perder aquello que ya no es

Ópera prima en cuanto a largometrajes, de la actriz y guionista Marina Glezer, luego de cuatro cortos exitosos (pueden verse en Cine Ar), llega a sala «La ruptura», una interesante realización rodada en Cabo Polonio, Uruguay.

Cine argentino (aunque sea una coproducción), clásico, intimista, independiente. Glezer presenta una historia que juega en paralelo. En realidad, puede decirse que es un conflicto que se desarrolla a dos niveles narrativos que se retroalimentan. 

Por un lado, presenta la historia de una pareja separándose, y por el otro, paralelamente, un proceso de reformulación del espacio vital del pueblo donde los protagonistas viven, que afecta las reglas de juego ecológicas y sociales de ese espacio. El proyecto transformará la playa donde ellos viven y generará un polo turístico de gran importancia, desarmando la cuestión de la protección del medio ambiente. 

Esto aviva y reconfigura la trama local, donde los sujetos debaten y militan la defensa de su lugar, de forma comprometida. Es cierto que la idea de Glezer es interesante y estoy convencido que su planteo es original, y este entrecruzamiento enriquece la narración y nos muestra los dilemas que implica abordar las modificaciones de las condiciones imperantes.

Tanto emocional como grupalmente. «La ruptura» encuentra en su pareja principal, Julia (deliciosa Catalina Silvia Bachino) y Pablo (sobrio Alfonso Tort) los andamiajes emocionales de la trama. Ellos están en crisis, exudan dolor, pasión y tristeza en partes iguales. 

Hay mucha química en las cenizas de esa pareja que también se aviva en virtud de lo que sucede en el afuera, cuando los grupos del pueblo, toman conciencia del peligro que implica no defender su espacio público.

Glezer sabe hacia donde va el cine que quiere contar y eso me parece potente. La fuerza narrativa de ámbos conflictos, anticipan un final difícil de predecir. ¿Está Julia dispuesta a quedarse y detener su huída? ¿Y quedarse, qué implica ahora en este nuevo escenario?

Considero que uno de los mayores aciertos del guión es darle estatura a la pareja central y jugar en espejo con el conflicto social. Y funciona.

¿Es un drama romántico? Tal vez. Me inclino por pensar que las definiciones no hacen demasiada justicia a este film y «La ruptura» alude claramente al fin de algo que no parece tener forma de reconstituirse.

Como espectador, creo que hay buenos recursos en juego para disfrutar de la historia. Me parece excelente el trabajo de sonido y la dirección de actores, entre los puntos más altos de esta producción. Comparto la convicción de los debates en los cuales el pueblo aborda la cuestión y organiza sus recursos para oponerse. Julia y Pablo, entretanto, intentan acercar posiciones en este proceso de separación.

En líneas generales, una gran ópera prima y un estreno al que hay que prestarle atención.


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