«A House of Dynamite» (Una casa de dinamita): Una amenaza nuclear

Antes de llegar a Netflix el 24 de octubre, la nueva película de Kathryn Bigelow pasa por algunas salas argentinas.

En los últimos años, el cine de la directora californiana Kathryn Bigelow se ha volcado hacia los thrillers políticos. La primera mujer en ganar el Oscar como Mejor Directora (por The Hurt Locker, con la cual además ganó Mejor Película) regresa con un thriller que sabe mantener la tensión durante una situación potencial, en la cual el gobierno de los EE.UU. descubre que un misil nuclear de fuente desconocida se dirige hacia su país, ni más ni menos que hacia una de sus ciudades más pobladas, Chicago.

Una carrera contra el tiempo, contra unos pocos minutos que pueden ser fatales pero sobre todo son imprescindibles. Es en esos momentos donde se despliegan diferentes roles y cada uno intenta llevarlo como puede sin que la vida personal les impida cumplir con su trabajo. Claro, algunos lo tendrán más fácil -por así decirlo- que otros.

La historia no da muchas respuestas sobre el origen y futuro de ese misil. Eso puede decepcionar a quienes esperan una película de estructura más clásica. Lo que a Bigelow le interesa es el proceso y sus mecanismos, las diferentes caras de este cubo, cómo cada uno manejaría esa situación, hasta dónde puede hacer cada una de las partes. Esa situación para la que se supone que están preparados, para lo que calcularon todo, pero una vez que se torna real deja de parecer sencillo. En el medio desarrolla algunos personajes de a trazos, algunos un poco más gruesos incluso, pero con ninguno se queda de principio a fin.

Dividida en tres partes que se enfocan en tres segmentos de un todo mayor, lo interesante de este largometraje es que va demostrando cada una de las muchas funciones que hay detrás de una sola decisión y cómo los dilemas pasan de lo general a lo particular. Porque a la larga la palabra final siempre la tiene una persona, un hombre sobre el cual recae una cantidad inmensa de poder, algo para lo que en realidad nadie podría estar preparado. Es curioso sobre todo pensar esta historia en estos tiempos, con personas al mando, allí, aquí y en diferentes partes del mundo, para quienes parecería que ser presidente se trata algo así como de un juego, sin un gramo de conciencia. Aquí Bigelow y su guionista Noah Oppenheim se toman su trabajo y a sus personajes con seriedad, sin que esto los convierta en héroes: sus personajes, aún aquellos con trazos más gruesos y algunos lugares comunes, se sienten humanos, capaces de equivocarse pero también de hacer todo lo posible para su país y su gente. O al menos eso creen. No necesita ser lo suficientemente crítica pero con algunas pinceladas sutiles retrata una historia llena de grises y sus capas, como la inclusión precisa del personaje de la Primera Dama.

La película cuenta con un elenco notable donde se destaca especialmente Rebecca Ferguson pero también Idris Elba y Jared Harris. Algunos, en especial más jóvenes, están relegados a solo unos pocos minutos de pantalla y sin embargo es suficiente.

La banda sonora compuesta por Volker Bertelmann (Cónclave) es un gran hilo conductor y acompaña sin invadir los momentos de nerviosismo y adrenalina.

Bigelow no necesita bajar línea para enfrentarnos con el miedo e incertidumbre hoy latentes en el mundo. Y demuestra una vez más el pulso que tiene para manejar la acción, la tensión. Filma a sus personajes con cámara en mano y a través de planos que los van encerrando y nos transmite esa sensación de claustrofobia, de lo inminente. Si bien no se encuentra en lo más destacable de su filmografía, no deja de ser un thriller efectivo y por sobre la media de lo que la plataforma de la N roja (a la larga es una película de plataforma que solo unos pocos podrán ver en pantalla grande) ofrece en su catálogo.

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